La autoexploración mamaria le va a permitir a la mujer conocer la textura de su mama y, de ese modo, ser la primera en percibir cambios en la misma. Estos cambios pueden ser de carácter benigno, en la mayoría de los casos, y otros que finalizarán en el diagnóstico de un cáncer. En cualquier caso, será la mujer la primera en detectar esos cambios, ya que es la que se puede explorar todos los meses, mientras que los médicos la exploramos una vez al año en el mejor de los casos.
Una cuestión que nos comentan frecuentemente las mujeres es que no se exploran por la posibilidad de encontrar un cáncer. Debemos insistir en que la exploración no va a producir un cáncer y lo único que puede suceder es que se detecte la lesión de forma precoz, permitiendo un tratamiento más temprano que mejorará, sin ninguna duda, el pronóstico de dicha lesión. Cuánto más pequeña la lesión, mejor pronóstico tiene el cáncer.
Cuándo empezar las autoexploraciones y con qué periodicidad
El inicio de las autoexploraciones puede ser a cualquier edad, a partir de que se establezcan los periodos menstruales de forma regular. En cuanto a la periodicidad, lo ideal es realizarlas mensualmente. En las mujeres que tienen menstruaciones es mejor realizar la exploración los días posteriores a la menstruación, entre el sexto y el décimo día. Muchas mujeres perciben una tensión mamaria mayor, una cierta hinchazón e incluso dolor a la palpación en los días previos a la regla. Por esto es mejor explorarse después de la menstruación, con la mama más blanca y menos turgente.
En las mujeres que se encuentran en la menopausia, la exploración se puede realizar cualquier día del mes, ya que no hay ciclos menstruales. Las embarazadas, las madres lactantes o aquellas mujeres que tienen implantes o prótesis mamarias deben explorarse una vez al mes.
¿Cómo realizar la autoexploración mamaria?
La primera maniobra es observar las mamas. La mujer debe colocarse frente a un espejo, con las manos en la cadera y observar si existe algún cambio en:
Esta misma maniobra de observación se debe hacer inclinándose hacia delante y levantando ambas manos detrás de la cabeza y observando los pechos de frente y de costado.
Después de la observación, la segunda maniobra que debe hacer la mujer que se explora el pecho es la palpación. La exploración debe hacerse realizando suaves movimientos circulares con el pulpejo de los tres dedos centrales de la mano derecha para explorar la mama izquierda y con los tres dedos centrales de la mano izquierda para la mama del otro lado, la derecha. La palpación se debe hacer con la mano de la mama que se está explorando colocada detrás de la cabeza. Es decir, la exploración de la mama izquierda la haremos con la mano derecha y teniendo la mano izquierda detrás de la cabeza.
Para hacer más sistemática la exploración, es recomendable que dividan imaginariamente la mama en cuatro partes. Imagínese que coloca una cruz en el pezón, esto dividiría la mama en cuatro partes. Empiece sistemáticamente desde el cuadrante más cercano a la axila y pase por los otros tres cuadrantes, terminando la palpación en el pezón y la areola mamaria que lo rodea.
También es necesario prestar atención a las características del pezón, lo que denominamos complejo aureola-pezón. En el pezón no debe haber heridas, ni costras, no debe picar ni escocer y no debe de salir líquido espontáneamente. La aparición de líquido en el pezón debe ser consultada, especialmente si éste es sanguinolento o marrón, si es por un único orificio o por un único pecho.
Se debe apretar suavemente el pezón para comprobar si de esta manera sale líquido. No es necesario apretar muy fuerte ni insistir, esta maniobra no debe doler, ya que si lo hacemos muy fuerte puede romperse algún pequeño capilar y sangrar por la propia exploración.
Para las mujeres que han dado el pecho es relativamente frecuente que persista durante un cierto tiempo la emisión de leche o líquido transparente en ambas mamas y por múltiples orificios. Esto se debe a que los conductos se han quedado levemente dilatados y en ellos se acumulan secreciones. Aunque este tipo de anomalía es benigna, también debe ser consultada. Desde aquí pretendemos que las mujeres se exploren para poder consultar las anomalías, no que se autodiagnostiquen.
Además del pezón, también es necesario palpar la axila, de la misma forma que la mama, con suaves movimientos de los tres dedos centrales de la mano.