Nuestro ADN se constituye en el momento de la unión del óvulo con el espermatozoide, donde se deja espacio para la genética de ambos progenitores. Este ácido desoxirribonucleico (ADN) es quien tiene las instrucciones para desarrollar nuestras características y las funcionalidades de nuestro organismo. Es decir, el ADN guarda información desde el momento en el que se crea y en ese momento es cuando nosotros podemos prevenir enfermedades en el futuro bebé.
Durante los primeros 14 días de desarrollo del preembrión (una vez pasados estos días ya se considera embrión) podemos llevar a cabo estudios genéticos que detecten esas alteraciones o enfermedades raras, siempre y cuando la fecundación haya tenido lugar en el laboratorio (FIV). De esta manera, antes de transferir embriones al útero sabemos cuáles tiene que ser desechados. Todo ello gracias a un diagnóstico previo.
Se pueden hacer dos modalidades de Diagnóstico Preimplantacional:
- Con el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) detectamos en el embrión mutaciones genéticas específicas o reordenamientos cromosómicos que generan una enfermedad conocida de la que sus padres son afectos o portadores.
- En casos de edad materna avanzada, antecedente de abortos de repetición o fallos de implantación embrionaria se puede realizar un estudio de posibles alteraciones numéricas cromosómicas (estudio de aneuploidías) en el embrión. A este tipo de estudio los denominamos Cribado Genético Preimplantacional (CGP).